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martinbarreiro

Sobre la actuación.

La actuación es una actividad que suscita controversias.

La actuación es una actividad que suscita controversias.

 

La actuación es una actividad que suscita controversias. Nadie está conforme con el método ajeno, y si bien solemos revolcarnos en nuestra propia vanidad, creo que la aparente omnipotencia de algunos actores está unida directamente a su impotencia. ¿Pero cuál es esa impotencia?  El actor ante la parálisis que sufre siempre en el proceso creador, suele evadirse con cuestiones intelectuales, ya que intenta construir prolijamente un personaje. La prolijidad esta bien vista. Lo que el actor no logra dominar y olvida con frecuencia es el sacrificio casi místico que exige la actuación. Pero el sacrificio despierta el  miedo. Se anima a jugar, mientras que el juego este intelectualmente aceptado y organizado. Por esto la razón le exige hacerse de un método. Desde ya no es esta una actitud reprochable, pero cuando el actor se afirma en un método en detrimento de su instinto,  no hace más que confirmar esa impotencia,  ese miedo que tantas veces lo paraliza frente a un personaje, ya que un método es un conjunto de técnicas que contribuyen a construir un personaje, pero de ninguna manera asegura que esto se logre. Aunque eso ya es otra cuestión.

 

¿Por qué son "clásicos"?

¿Por qué son "clásicos"?

 

Cuando me planteo la posibilidad de llevar una obra a escena comienza en mí un proceso bastante difícil de definir, pero, paradójicamente, muy fácil de explicar,  porque es un proceso interno que sucede en estado consciente. Las imágenes aparecen, simplemente; y es el texto el que constantemente alimenta esa situación. Pero la visión interna de lo que provoca en mi un texto siempre es menor a lo que me provoca lo que no está escrito. Y aquí viene la legendaria historia del subtexto, que ha sido, es y será el aliado necesario para provocar la traición.

No es fácil escribir algo certero sobre los procesos artísticos que atañen a la actuación. Pero sí sobre el proceso que se provoca en mí ante la posibilidad de dar a luz una obra.  Los clásicos, por lo general, han superado muchas barreras, y eso los inmuniza contra los alardes y la furia artística con los que a veces los directores amenazamos su integridad. Sin embargo, creo que en la traición está su inmortalidad. Muchas veces se han representado estas obras centenarias, pero sus presentaciones han sido tan eclécticas que seria difícil definir cual la expresó mejor. Originariamente fueron concebidas en una época y llevadas a escena con el arte escénico de ese momento. Sin embargo, algo las ha hecho trascender, y pienso que es en lo teatral, en lo que atañe al espectáculo, donde radica el germen que las ha hecho trascender. No quiero decir con esto que el texto es secundario, ya que es el texto el disparador de la idea de puesta, al menos en los clásicos. Pero sí quiero decir que la puesta en escena ha jugado un rol fundamental en la trascendencia de los clásicos. Las visiones que las distintas épocas han tenido de ellos les han dado una dimensión que de ninguna manera se puede establecer a priori. Es decir, quizás lo logren solo algunos textos contemporáneos o ninguno. Sin duda el texto es fundamental en los clásicos, pero no toda obra escrita en  el 1500 puede ser considerada un clásico. Creo que está en las formas en que han sido llevados a escena el embrión de su inmortalidad, pues fueron muy disímiles, lamentablemente solo tenemos registro de las del último siglo. En esa ebullición se han mezclado la vanguardia y el teatro comercial, etiquetados con otros nombres a lo largo de la historia. Lo cierto es que todos han echado mano a los clásicos. Para respetarlos, enaltecerlos, socavarlos, ridiculizarlos o defenestrarlos; pero la traición está latente en todos los casos y en todas las épocas. Imposible que no sea así.

 

Vamos a comenzar este blog con un cuestionario...

CUESTIONARIO A LA COMPAÑÍA TEATRAL "TEATRO ARGENTINO DE CAMARA - TEATRO EL CONVENTO"

1-¿Cómo se formó el grupo?

Nuestra compañía se formó ante la necesidad de un grupo de actores de fundar una compañía de teatro estable que pueda construir un camino que lleve a la creación escénica donde el texto, la puesta en escena y la actuación alcancen un equilibrio constante. Ese camino es muy difícil en grupos que se establecen de manera circunstancial. Por eso nuestro objetivo era crear una compañía estable, que manejara un repertorio y que estuviera en constante formación

2-¿Por qué el nombre del grupo, a que se debe?

Desde un principio la compañía se estableció en las instalaciones del Convento Grande de San Ramón Nonato, Orden Mercedaria. Este edificio, insertado en el corazón de la “city” porteña, data del año 1601, es monumento histórico y por sus claustros pasó gran parte de la historia de nuestro país. Esto, sumado a nuestro trabajo en cámara, es decir, con pocos elementos escenográficos; dio como resultado la creación del nombre que hoy nos identifica: Teatro Argentino de Cámara - Teatro El Convento

3-¿Cuántos integrantes tiene el grupo?

La compañía tiene actualmente 14 integrantes fijos, más actores y artistas invitados.

4-¿Cómo surge la elección de representar solo autores no contemporáneos?

Al establecernos como compañía estable hicimos la elección de representar el teatro que parte desde la época medieval y llega hasta la aparición del realismo. Las enormes posibilidades que dan los textos clásicos, las exigencias constantes que hacen a los actores, más los fundamentos que queríamos sostener contra viento y marea, hicieron que nos volcáramos por esa elección. Si pensamos en esos fundamentos volvemos a renovar nuestro compromiso: revalorar el texto dramático, la palabra, nuestro idioma; en una época en que todo se sintetiza, inclusive la mayoría de los textos de las obras teatrales contemporáneas. Hacer accesibles al público obras muy conocidas como así también otras que están en la oscuridad; formar actores que puedan trabajar con textos clásicos, ya que es notorio el vacío que hoy existe en este punto en nuestro país. Buscar la raíz de nuestro arte y afrontar el desafío que significa presentar obras escritas hace siglos a una audiencia acostumbrada al cine, la televisión o a internet. Y por último, llenar un lugar vacante que existe en nuestro medio, ya que es común encontrar compañías dedicadas al teatro clásico en América del Norte y en Europa, no así en Argentina.

5-¿Qué metodología de trabajo tiene el grupo a la hora de abordar un texto dramático de un autor clásico, Hacen un trabajo de mesa, de análisis con los actores y el director, miran un video de esa misma obra representada por otro grupo y luego discuten puntos de vistas, o improvisan para acercarse cada vez más al centro del texto?

Cada proyecto necesita de nuevas estrategias de trabajo que no se instalen en una idea cerrada, pues eso aprisiona el espíritu creador. El arte puede ser definido de muchas maneras, pero es esencialmente libertad. El teatro clásico pareciera estar circunscripto a la palabra, por la preeminencia que tiene el texto, y esto, en cierta forma es real, pero está lejos de ser un ancla que inmovilice. Todo lo contrario. Desde luego que hay que tener un amplio acercamiento al texto para sentirlo cercano a nuestra sensibilidad. Pero una obra del teatro clásico es inabarcable, por lo tanto, es imperioso definir el camino que queremos transitar con ella. Siempre comenzamos desde el texto, porque es ahí donde está la idea que vamos a trabajar. A veces la búsqueda es más física, otras, más intelectual. El hecho de ser una compañía estable tiene la enorme ventaja de compartir códigos, pero también, esos códigos nos pueden llevar a la institucionalización del trabajo. No queremos metodologías de trabajo, porque con cada proyecto tenemos que empezar de cero, y por lo general, lo anteriormente hecho no nos sirve de referencia. El teatro debe ser una de las pocas artes donde todas las metodologías son válidas; pero sólo una, y por única vez, será la que nos lleve a la conclusión de un trabajo.

6-Cuando han definido el texto que van a representar, ¿suelen hacer adaptaciones del mismo, versión libre, o tratan de imaginar como el autor hubiese puesto en escena dicho texto?

Los textos clásicos, por lo general, llegan a nosotros con la adaptación necesaria para que la idea que queremos desarrollar llegue a la audiencia, en forma y manera. La adaptación responde siempre a la puesta en escena y sólo en ella encuentra su justificación. Todas nuestras producciones están adaptadas por el director porque la adaptación es una herramienta de la puesta. No hacemos versiones de los textos, lo que hacemos es adaptar el texto a la idea que rige su puesta.

7-¿Cuáles son los autores clásicos de preferencia del grupo? ¿Cómo eligen trabajar con determinado autor? por temática histórica, política, o filosófica.

Shakespeare y Molière son los autores que hemos representado en más oportunidades. Pero la forma de elección está dentro de los postulados del grupo. Queremos exponer a la consideración del público nuestro acercamiento a autores fundamentales, como así también, a autores no muy conocidos, y que igualmente forman parte de esos períodos. Inclusive la búsqueda no se detiene en autores teatrales, sino que se expande a autores no teatrales que supieron retratar al hombre de su época de tal manera que hoy nos sirven para reflejar al hombre de nuestro tiempo. Nuestro espectáculo Testamentos está basado en textos de Françoise Villon, que no era dramaturgo. La elección de una obra siempre está reflejando el tiempo que nos toca vivir.

8-Mayormente para abordar un autor clásico, algunos grupos o compañías deciden revisar o estudiar el contexto histórico de ese autor, ¿es el caso de ustedes?

Sin lugar a dudas. Aunque no se limita sólo a eso. Sería inútil tener sólo eso. Nosotros abordamos el arte escénico de la época. Buscamos fusionar el arte del actor con técnicas utilizadas por los actores del Medioevo, Renacimiento y Barroco y las fusionamos con técnicas más contemporáneas, en la búsqueda constante de un estilo propio que nos represente.

9- ¿Hace falta adaptar el texto de un autor clásico para contextualizarlo en la realidad contemporánea, política y social que se puede vivir por ejemplo en la Argentina?

En nuestro caso, la adaptación de un texto responde siempre a los criterios de la puesta en escena. No buscamos contextualizarlo a nuestra realidad, ya que eso aparece de manera inequívoca. No es posible representar textos que hablan de un momento determinado, con nombres determinados, que hacen a la historia de un país determinado, sin que aparezcan múltiples niveles de lectura. De manera consciente o inconsciente, la elección de una obra siempre refleja la época que nos toca vivir, porque ese es el factor determinante de nuestras producciones. Más aún, esa es para nosotros la esencia del teatro clásico: renacer.

10-¿Qué duración tiene el proceso de ensayo? Meses, semanas, días.

En reglas generales, el tiempo se pauta de antemano y suele abarcar 4 , 5 o 6 meses de trabajo con 4 ensayos semanales de 3 horas.

11-¿Cuáles son los obstáculos que enfrenta el grupo en un trabajo diario?

Encontrar el punto de unión entre todos los componentes de la producción. Ese es el único obstáculo. Algo que marca cada ensayo, su evolución o involución. Saber qué cerca o qué lejos está cada uno de encontrar ese punto. Nuestro arte radica en ir adaptando esa búsqueda a la partitura, que en nuestro caso es la puesta. La puesta en escena actúa siempre de partitura, donde el actor y el director deben aprenderla y aprehenderla, ya que no se puede dominar algo que no se conoce. Tanto el actor como el director esperan el momento justo de apoderarse de ella con el dominio cierto que dan los ensayos. A partir de ahí están en condiciones de ratificarla o rectificarla. Es entonces cuando se hace visible el punto de unión de todos los componentes de la producción. A partir de ahí empieza la colaboración creativa.

12-Actoralmente, que es lo que deciden probar, ¿Son actores arriesgados que experimentan caminos, surcos o senderos nuevos que hayan descubierto una noche de función en cuanto al personaje que componen o se quedan con la primera figura de composición?

Siempre hay evolución en escena. No se puede comparar los ensayos con las funciones. Hay algo que dan las funciones que no se encuentra en ninguna otra parte y alimenta constantemente al actor y al personaje. Sin embargo, nuestra forma de trabajar consiste en mantener en pie al personaje que construimos en los ensayos, porque el personaje forma parte de una puesta, no es independiente, imposible que lo sea. Nuestra tarea consiste en ir adaptando los descubrimientos que hacemos en cada función a la partitura escénica. Podríamos decir que nuestro trabajo se parece mucho al ballet. Lo arriesgado se hace en los ensayos, si se hace después hemos realizado un mal trabajo.

13-¿Qué entrenamiento reciben los actores, ya sea vocales, o físicos?

Siempre están las cuestiones técnicas que hay que entrenar como cualquier arte o deporte. Pero también está la manera particular de entrenar las exigencias puntuales de cada puesta. No es lo mismo Tirso de Molina que Shakespeare o Molière. Los versos pueden ser un punto infranqueable para un actor si no conoce su estructura, la métrica. Tampoco es posible que realice determinados trucos escénicos si no conoce la técnica de un movimiento. Cada propuesta nos lleva a trabajar las herramientas que un actor posee y tratar de ampliar sus recursos.

14-El montaje de una obra clásica es de cierta complejidad, ¿Qué les preocupa más la escenografía, las luces, la música, o la integración de esas textualidades?

Estos rubros están íntimamente ligados y por lo general están muy elaborados al comenzar los ensayos. Nosotros tenemos la suerte de ensayar sobre el mismo escenario donde realizamos las funciones. Eso nos da cierta comprensión del movimiento con relación al espacio escenográfico. Lo mismo sucede con las luces y la cuestión sonora. Pero la luz es fundamental en nuestra concepción escénica. Cumple una función crucial en la creación del entorno y marca los multitudinarios cambios que reclama el texto clásico.

15-El teórico y director Peter Brook hace referencia en su libro “La puerta abierta” el modo de trabajo que tiene su grupo para escenificar un clásico como el de Shakespeare, el le propone a sus actores como ya es sabido trabajar sobre un espacio vacío, sobre una alfombra en este caso, ya que no limitaría la imaginación del espectador, ¿Ustedes como grupo comparten la misma ideología o mantienen otra realidad teatral al respecto?

La experiencia es intransferible y nuestra compañía establece, como dijimos antes, un pragmatismo feroz ante un nuevo desafío. Usted menciona a Peter Brook, él ha dicho que todo tiene que ser pragmático y que uno debe adaptarse constantemente. Ese no es un pensamiento nuevo entre la gente de teatro. Louis Jouvet decía que no había reglas y el mismo Peter Brook dice que no hay secretos. Nosotros podríamos agregar que no hay fórmulas. Creer esto es más bien una postura de los teóricos o los críticos, pero el arte dramático siempre esta en movimiento. Peter Brook ha hecho dos puestas de Hamlet que no sólo fueron distintas, sino opuestas. Podríamos confeccionar una lista enorme de hombres de teatro que han hecho evolucionar nuestro arte contradiciendo sus propias posturas. No hay nada más alentador que eso.

16-¿Qué experiencias recuerdan con el grupo en determinado país, o provincia, durante una gira en la que hayan tenido una experiencia fuera de lo común, ya sea con el público, o entre los actores?

Cuando llegamos a Madrid, en el 2004, nos encontramos con un país convulsionado. Llegamos a las 11 de la mañana del 11 de marzo, día en que estallaron las bombas en la estación de Atocha. Tuvimos que representar el sábado siguiente al atentado nuestra obra “La daga y el ángel” que habla de la censura, el exilio y la intolerancia. Ese sábado se habían suspendido los espectáculos en toda España, pero nosotros tuvimos que hacer la función igual debido al tiempo que íbamos a permanecer en Madrid. La función fue tan emocionante porque estábamos compartiendo con ellos un momento terrible, y nosotros, que veníamos de un país devastado, podíamos comprender perfectamente lo que estaban sintiendo. Después de la función nos unimos a las marchas que se suscitaron en todo Madrid, y por un momento esa vieja idea de un mundo sin fronteras se apoderó de nosotros. Fue una experiencia única que trastocó la visión que teníamos de nuestro propio trabajo.

17-Por último, así como llevan a escena exclusivamente a los clásicos del teatro universal, ¿existe la posibilidad, se lo han planteado grupalmente, de representar también exclusivamente a los autores contemporáneos, por ejemplo de Argentina?

Aún no está dicha la última palabra. Si bien hemos llevado a escena obras de nuestro director, Martín Barreiro, pensamos que no está tan lejana la idea de seguir construyendo nuestro discurso escénico con textos de autores contemporáneos. Por ahora tenemos solamente once años de trabajo en conjunto. Hemos sufrido múltiples cambios desde que se formó la compañía y seguramente, seguirán sucediendo. Es inevitable. Hasta aquí los clásicos han respondido a nuestra búsqueda y sentimos que estamos llenando un vacío en el panorama teatral de nuestro país. Piense usted que luchamos contra todo: el país, la economía, la prensa, el público, el medio; pero también, con nosotros mismos: mantener una compañía en continua evolución sin anquilosarnos, encontrar un punto de acuerdo en lo ideológico sin disolvernos, redefinir constantemente lo que cada integrante quiere, desde aquel que espera hacer un teatro más “radical” hasta aquel que quiere aparecer en la tapa de una revista. Sin embargo todo es superable mientras lo que nos una sea la necesidad de estar sobre un escenario y tener algo que decir. ¿De quién serán esas palabras? El tiempo lo dirá. Lo fundamental para nosotros siguen siendo las ganas de estar juntos en una comunión ( u orgía) creativa. Podríamos parafrasear a Joseph Chaikin, fundador del Open Theater: “Quisiéramos cambiar nuestras vidas y la de todo el mundo. No sabemos como hacerlo. Por lo menos, si no la vida, sí el día, la noche, la hora, el minuto.” Creo que si logramos eso podremos darnos por satisfechos, al menos por ahora...